martes, 12 de octubre de 2010

MOZART: REQUIEM 1

La Misa de Muertos es especial, diferente. El culto a los muertos ha generado la producción de innumerables obras de arte, tanto escultóricas, pictóricas, literarias y, por supuesto, musicales.

¿Cuáles son las diferencias entre el Ordinario de la Misa y la Misa de Muertos?

Y, también, planteo otra pregunta: ¿Por qué la Misa de Muertos es tan crucial en aquellos compositores que han compuesto alguna (Mozart, Verdi, Fauré, Brahms, etc.)?

3 comentarios:

  1. Pues las principales diferencias, están en que la misa de difuntos no contiene el 'aleluya'. El ordinario de la misa, siempre tiene el mismo contenido, es decir, no cambia su texto, sin embargo, el introito de la misa de difuntos, pertenece al propio de la misa, que es aquella que varía según la fecha o aquello que se celebre (aunque la palabra celebración tal y como la entendemos no sea la más adecuada para una misa de difuntos). Otra de las diferencias está en el texto del 'agnus dei', mientras en el ordinario el texto dice 'agnus dei, qui tollis peccata mundi, dona nobis pacen, en el texto de la misa de difuntos cambia el final por 'dona nobis réquiem'. No se si me dejo alguna en el tintero.

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  2. La segunda pregunta no es nada fácil…Supongo que hay que estar en una situación parecida a la de Mozart en el momento de composición del Requiem para realmente poder formular una respuesta contundente. El contenido del texto de la misa de difuntos es bastante trascendental y es por esto por lo que, de igual manera, trasciende la obra del compositor. También supongo que aquél que la escribe, puede pensar o pensará, que algún día pueda ser para él mismo.

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  3. Evidentemente, la misa de muertos es alusiva a uno mismo, que no autobiográfica.
    Es destacable que supone un hito en la carrera compositiva de todo aquél que ha abordado una, desde Ockeghem hasta Ligeti.
    Pero no creo que sea la posibilidad de que le apliquen el Requiem a uno, sino más bien el planteamiento de la muerte como tal.
    Es imposible permanecer indiferente ante esa pregunta. ¿Qué hay después, etc.? Lo insondable de ese misterio es lo que trasciende, por lo que el creador haya en un solo tema varias cuestiones: la irreversibilidad de la acción (verbvm) o "no retorno", es decir, la linealidad temporal; la futilidad material, breve y ruin, frente a la espiritualidad, que puede permanecer más allá en el tiempo mediante la Creación, mediante la Obra de Arte; el miedo ante lo desconocido, la fé (o su ausencia), lo descarnado, lo inevitable; y, también, la incertidumbre, la condena a muerte sin fecha de ejecución conocida, la casualidad y el accidente que supone la vida.
    Todos estos interrogantes se unen en una única obra, independientemente de su valor religioso, que además contribuye a hacerla más misteriosa.
    Ante la muerte es imposible no adoptar una u otra postura: fenomenología o existencialismo, "mundo de la vida" o "mundo de la muerte" (sein zum Tode de Heidegger).

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